Le llamaban Trinidad

“El Niño”, también conocido como «La Mano Izquierda del Diablo», era un
malhumorado cuatrero de gatillo fácil y pocas palabras. Escapaba después de un golpe cuando se cruzó en su camino la carreta de un pobre infeliz, que cometió el error de aceptar el puesto de sheriff en un pueblucho fronterizo. Como buen forajido le atracó, dejándole en calzoncillos, pero también aprovechó para suplantarle en su cargo de agente de la ley. Era un modo de esperar tranquilamente al resto de la banda, dispersa tras la
reciente huida, y quizás encontrar nuevas oportunidades para ejercer el oficio.

Aquel rincón del oeste era un asco, pero tranquilo, como decía con frecuencia el ayudante del Sheriff. Todo dependía de si estabas dispuesto a aceptar la ley del ricachón local que ejercía de alcalde, El “Major” Harriman, empeñado en quedarse con las tierras de los colonos que vivían al sur. Harriman hostigaba a aquellas piadosas gentes ayudado por sus secuaces y por la banda de Mezcal, un mexicano simplón y malvado, que de vez en cuando cruzaba la frontera para ganar unos dólares haciendo el trabajo más sucio.

Poco después de que “El Niño” comenzase a hacerse pasar por sheriff, llegó al pueblo arrastrado por su caballo en una especie de parihuelas mugrientas el vagabundo de su hermano menor, Trinidad, conocido como «La Mano Derecha del Diablo». Tenía una habilidad sobrenatural con el revólver, y era un bala perdida que no parecía dispuesto a cumplir con la voluntad de su padre: continuar con la tradición familiar y ser un forajido
famoso. Para sorpresa de El Niño, este decidió ayudar a los colonos -que recomendaban la poligamia entre los suyos-, después de conocer a dos jóvenes y cariñosas hermanas de la comunidad. Gracias a su astucia, Trinidad convenció a su hermano para dirigirse al valle del sur ocupándose de los secuaces de Harriman y Mezcal, y echar una mano a los colonos, como buen sheriff. A la vez El Niño pensó que debía dar ejemplo a su apestoso hermano robando caballos, comiendo, bebiendo y rapiñando todas las monedas que encontrase por el camino, como los buenos ladrones que quiso hacer de ellos su padre. De ese modo El Niño ofrecería un buen ejemplo al bala perdida de Trinidad.

“La Mano Derecha del Diablo”, consciente de su letal don, siempre seguirá de cerca a su hermano por si requiriese su ayuda.

Programa: Polybius Soft
Motor: AGD 4.7 de J. Cauldwell, y AGD Musicizier II
Guión: Basado en el clásico «Le llamaban Trinidad»
Música: Jesús VF, adaptada de la BSO de la película
Carátula: Alejandro Ibáñez

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